Blog de filosofia


Biografia 

 Simone Weil

Nací en París en 1909, en una familia judía que no practicaba, pero donde las ideas tenían más lugar que los dogmas. Desde muy niña sentí que el dolor ajeno no me era ajeno. Recuerdo que, con solo seis años, dejé de comer azúcar: los soldados en el frente tampoco lo tenían. ¿Cómo podía disfrutar algo que otros no?

Mi vida no fue una teoría, fue una herida abierta.
No soportaba el pensamiento sin acción, la palabra sin carne. Por eso, aunque fui filósofa, dejé el aula para trabajar en fábricas. Quería comprender con el cuerpo el sufrimiento de los trabajadores. Y lo comprendí. La humillación, la fatiga, el alma rota… eso también es filosofía.

Fui testigo del mundo cuando se incendiaba. Intenté luchar en la Guerra Civil Española, pero el destino me hirió antes de tiempo. Siempre he sido frágil físicamente, pero con una voluntad feroz. Algunos decían que eso era locura. Yo lo llamo fidelidad.

No fui bautizada, pero Dios me rozó.
No en templos, sino en el silencio.
No en sermones, sino en el sufrimiento compartido.
Descubrí que el amor absoluto empieza donde no hay recompensa, donde uno desaparece para que el otro exista.

Escribí con hambre, con fiebre, con urgencia. Mis cuadernos no eran teorías, eran oraciones sin dirección.
La atención absoluta es, para mí, una forma de oración. Mirar al otro con pureza es el acto más sagrado que existe.

Morí en 1943, con 34 años, en Inglaterra. Algunos dicen que fue tuberculosis, otros que me dejé morir. Lo cierto es que me negué a comer más de lo que comían los franceses bajo ocupación nazi.
¿Cómo podría vivir con más que ellos?

No me interesó nunca la gloria ni el lugar en los libros.
Solo quise una cosa: ser fiel a la verdad, aunque me partiera en dos.





Acertijo:

No soy tiempo, pero sin mí, nada avanza.

No soy vida, pero en mí todo vive.

Soy invisible al ojo, pero te sostengo a cada paso.

Los sabios me honran, los necios me ignoran.

Soy más antigua que el miedo,

más vasta que el deseo.

Cambio a cada instante,

pero jamás me detengo.

Puedes huir de mí,

pero me llevas contigo.

Soy el suelo que no ves

y el abismo que temes.

link video de roles 

Escuela Jónica

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Las playas más conocidas de Manabí

Personajes mitológicos y heroicos